miércoles, 28 de septiembre de 2011

Dibujos de Cuaderno, "En el Parque"

   Llega un momento en el que las horas que pasas en el parque rodeado de niños jugando a la pelota, en bicicleta, saltando, corriendo, columpiándose, lanzándose por el tobogán y un largo etcétera, superan exageradamente a las que puedas pasar... paseando... ¿tomado una cerveza?... sentado en un bar... ¿Pero que era eso que hacíamos por entonces? ¿Qué era todo aquello que nos entretenía cuando no teníamos hijos?. 
   Realmente ya no importa, o más bien ya no piensas en ello porque lo único que interesa es que tu hijo ya sabe subirse solo al tobogán, tirarse de cabeza y robarle la bicicleta al amiguito cuando este no mira.
   Y todas estas horas, si realmente las disfrutas dan para mucho, porque los niños se convierten en protagonistas y pasan a ocupar la mayor parte de las hojas de tu cuaderno.

Niñas esperando la apertura de puertas del Palacio de la Opera para ver "El Super Barbero de Sevilla"

Hijo de unos conocidos jungando.

Un día cualquiera en los columpios.

viernes, 23 de septiembre de 2011

"El Globo Verde"

9.
Las lágrimas salían con fuerza y caían por sus mejillas, pero no le impedían ver como dos globos, uno verde y otro rojo, venían hacia ella, con sus cintas brillando y en su extremo, sujetándose con fuerza un anciano vestido de luto que no paraba de saludarla y de gritar:
-          ¡María, María!... Ya estoy aquí.

            Las lágrimas lo empañaron todo por un momento. Cuando pudo volver a mirar, aquel hombre cogiéndole las manos sonreía, y acercándose a su mejilla empapada de lágrimas la besó y susurró:
-          Ahora, los globos podrán descansar.

            María y Raúl, juntos, con el gato a sus pies y ambos globos atados, miraban al horizonte sentados en el porche de la casita de piedra. Cogidos de la mano vieron pasar el día, el atardecer, la noche y sus vidas. Ahora estaban los dos, nada los separaría jamás y con una sonrisa dejaron que el tiempo hiciera su trabajo.

                                                              _FIN_

jueves, 22 de septiembre de 2011

"El Globo Verde"

8.
La Primavera al fin había llegado, el Sol saludaba con sus potentes rayos y las flores, con toda su variedad de colores, le devolvían el saludo. Los pájaros volaban sobre la pequeña casa de piedra, era la época de viajar a lugares más cálidos y llegaban en bandadas.
            María, ya anciana, recogía en su huerta tomates y lechugas para comer. Su gato la observaba tumbado al Sol, ronroneaba y cerraba sus ojitos moviendo dulcemente la cola. La tranquilidad de las últimas semanas no acompañaba a los pensamientos de María. Preocupada, esperaba la llegada de una nueva carta, sabía que los años no perdonaban y que cualquiera podía ser la última. Raúl, ese increíble globo, su cinta roja… habían sido lo más bonito que le había pasado nunca. Lo único bueno que le había sucedido, si lo pensaba bien, el único motivo por el cual sonreír. Pero ya hacía mucho tiempo que no sabía nada de ellos y el tiempo no esperaba, eso lo sabía muy bien.
            El gato hizo un ademán de moverse, la sombra estaba ahora sobre él e impedía que siguiera calentándose la barriga. Se puso a maullar, a protestar al cielo por no dejarle seguir disfrutando de aquel espléndido sol de mayo. María levantó la mirada buscando, para regañarlas, a las nubes que molestaban a su gato. Entonces comenzó a llorar.


miércoles, 21 de septiembre de 2011

"El Globo Verde"

7.
Con el globo verde en la mano, Raúl permanecía de pié mientras enterraban a su esposa. Nadie más lo acompañaba, solo estaban él y la última carta de María atada al extremo de la cinta roja.

            Con dificultad para caminar y ayudándose de un viejo bastón se dirigió hacia el parque. Al entrar saludó a las palomas lanzándoles como siempre hacía unos trocitos de pan. Sabía que en el otro extremo había un pequeño quiosco, donde los niños se amontonaban para comprar chuches y donde encontraría aquello que estaba buscando, el globo perfecto: rojo, grande, con una hermosa cinta verde y brillante y una tarjetita donde escribir su nombre o, quien sabe, hacer un dibujito.
            Con ambos globos en la mano cerró los ojos y pensó en su vida. Pensó en María y en lo distinto que hubiera sido todo de haber abandonado antes a su esposa. Pero él no era así, no hubiera soportado dejarla sola, a pesar de no haberla amado nunca como amaba a María.
            Mientras recordaba, imaginaba y esperaba algún cambio, se dejó llevar por el viento.


lunes, 19 de septiembre de 2011

"El Globo Verde"

6.
Pasaban los años y el Mundo seguía girando; los Países luchando entre ellos y sus habitantes seguían odiándose y amándose. En el cielo, cargado siempre de hermosas historias, un globo verde con su lazo rojo.

            Pasaban los años y las arrugas comenzaban a asomarse; el pelo caía y la vida comenzaba a marchitarse. Pero la esperanza y el amor no dejaban de viajara y crecer.           
            María era una jubilada que vivía sola, con la única compañía de un gato blanco y negro. Se refugiada en una pequeña casa de piedra a las afueras de un pueblecito al que solo acudía, muy de vez en cuando, para comprar alguna cosa de extrema necesidad.
            Hacía un tiempo que había dejado marchar al globo y ya solo esperaba, sentada en el porche, su regreso.


jueves, 15 de septiembre de 2011

"El Globo Verde"

5.
La vida se había vuelto muy dura: Un trabajo horrible, con un jefe desesperante y una esposa…  - ¿Pero qué otra cosa podía esperar de la vida? – pensaba Raúl. Eran tiempos difíciles para todo el mundo, pero él realmente nunca lo había tenido fácil.
            Había empezado a trabajar muy joven. Cuando las cosa parecían ir a mejor había dejado embarazada a una chica y se había tenido que casar con ella. Con un mal trabajo y una esposa alcohólica, malvivían en una casucha del peor rincón de la ciudad. El bebé por desgracia no superó sus primeras semanas. Con él, las pocas esperanzas de una vida mejor, que Raúl podía conservar, se marcharon de golpe.
            En la cocina de su casa pensaba en todo esto, intentando abstraerse de las constantes quejas de su esposa. Estaba cansado, muy cansado. Mirando por la ventana junto al fregadero veía la lluvia caer, el cielo encapotado… y otra vez… lo vio llegar. Igual de bonito que entonces, igual de brillante. Pero con una nota mucho más larga esta vez.
            Al terminar de leerla sus ojos brillaban de la emoción. Tantas palabras, tantas historias, tanta vida… Se puso a escribir rápidamente, sin dudar ni un segundo lo que iba a poner. Ató la carta y con un beso se despidió de ella.


lunes, 12 de septiembre de 2011

"El Globo Verde"

4.
Su cara acabó por iluminarse del todo, a la vez que unas mariposillas revolucionaban su estómago.  -Fantástico  -  pensó.
            No tardó mucho en decidir lo que iba a hacer. Se fue a su casa, cogió su libreta preferida, aquella con hojas que olían a pino y escribió.
            “Querido Raúl…”

            La carta le quedó preciosa, la ató bien fuerte al extremo de la cinta y lo soltó. Era la segunda vez que veía como se marchaba aquel globo, pero algo le decía que no sería la última.

jueves, 8 de septiembre de 2011

"El Globo Verde"


3.
Los años pasaron y María se convirtió en una preciosa chica, aunque los demás compañeros del Instituto no pensaran lo mismo. No solía estar muy acompañada y a la hora del recreo se sentaba en un rincón del patio y esperaba a que fuera el momento de volver a clase. No leía libros o revistas para chicas, tampoco escuchaba música, ella simplemente esperaba. Miraba el único árbol que tenían en el centro y contaba los pájaros que en él se posaban.
            El día en que su vida cambió, transcurría como otro cualquiera. Estaba sola, sentada y no hacía nada especial. Pero en un momento en el que decidió mirar al cielo algo en sus ojos cambió y en su cara pareció dibujarse una sonrisa. Lo reconoció enseguida, aquella preciosa cinta roja con una tarjetita atada a su extremo y el globo… de un verde hermoso… brillante. Sus ojos se abrieron como nunca cuando este se acercó a ella, lo agarró muy fuerte, cogió la nota y leyó:
      “Para María.
Gracias por habérmelo prestado todo este tiempo.
Raúl.”

                                                       

miércoles, 7 de septiembre de 2011

"El Globo Verde"

2.
El pequeño Raúl, con tan solo siete años había aprendido que “si no tienes nada, si nunca has tenido nada, te contentas con lo que aparezca y lo disfrutas como si fuera lo más valioso del Mundo”. Vagabundeando por las calles recogía aquello que le parecía gracioso o útil y lo guardaba en su escondite secreto por si alguna vez lo podía necesitar.
            Un día en el que había decidido no acudir a la escuela vio aparecer algo en cielo, era de color verde… un precioso globo verde con un lazo rojo. Aquella maravilla bajó y se posó en su mano. En el extremo del lazo había una notita que decía:
            “De María”.



"EL Globo Verde."

1.
María tenía cinco años y un precioso globo con el que jugaba en el jardín de casa de sus abuelos. Le encantaba, era de color verde, como la hierba; iba atado con una preciosa cinta roja que, al recibir la luz del Sol, brillaba como si tuviera diminutos cristales incrustados. En el extremo de la cinta había una tarjetita donde podías escribir tu nombre, o hacer un dibujo si querías.
            Pero en un momento de despiste el globo se le escapó de la mano y se alejó. Empujado por el viento llegó hasta las nubes más altas y allí desapareció.  Aquel día, fue tal vez el más triste de su corta vida. 


viernes, 2 de septiembre de 2011

A Botica de Lazer

"A Botica do Lazer", fue un parque de aventuras situado en la zona de Boticas (Portugal). Junto con Mario Feal (ilustrador), realizamos el Diseño de la mascota y una serie de diseños para los carteles informativos y rótulo principal del parque.

A continuación presento una idea del trabajo realizado.

Cartel principal para entrada al parque.

Mascota realizada basándonos en el "Guerrero Galaico-Lusitano
Ejemplos de Señalítica y carteles informativos:















Mas información de la empresa dedicada a ocio y turismo activo:
http://www.itineris.es/

jueves, 1 de septiembre de 2011


Solo, con su vaso de vino, sonreía por sonreir.
Nada lo esperaba fuera de aquel lugar. Nadie lo recibiría con un beso en la mejilla cuando lo viera entrar por la puerta de casa. Tampoco acudirían a su encuentro y le invitarían a un vino tras charlar sobre el trabajo, el tiempo, la política… Nadie vendría, nadie le esperaría, nadie pensaría en el.
Solo, con su vaso de vino, sonreía por no llorar.