2.
El pequeño Raúl, con tan solo siete años había
aprendido que “si no tienes nada, si
nunca has tenido nada, te contentas con lo que aparezca y lo disfrutas como si
fuera lo más valioso del Mundo”. Vagabundeando por las calles recogía
aquello que le parecía gracioso o útil y lo guardaba en su escondite secreto
por si alguna vez lo podía necesitar.
Un
día en el que había decidido no acudir a la escuela vio aparecer algo en cielo,
era de color verde… un precioso globo verde con un lazo rojo. Aquella maravilla
bajó y se posó en su mano. En el extremo del lazo había una notita que decía:
“De María”.
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