viernes, 23 de septiembre de 2011

"El Globo Verde"

9.
Las lágrimas salían con fuerza y caían por sus mejillas, pero no le impedían ver como dos globos, uno verde y otro rojo, venían hacia ella, con sus cintas brillando y en su extremo, sujetándose con fuerza un anciano vestido de luto que no paraba de saludarla y de gritar:
-          ¡María, María!... Ya estoy aquí.

            Las lágrimas lo empañaron todo por un momento. Cuando pudo volver a mirar, aquel hombre cogiéndole las manos sonreía, y acercándose a su mejilla empapada de lágrimas la besó y susurró:
-          Ahora, los globos podrán descansar.

            María y Raúl, juntos, con el gato a sus pies y ambos globos atados, miraban al horizonte sentados en el porche de la casita de piedra. Cogidos de la mano vieron pasar el día, el atardecer, la noche y sus vidas. Ahora estaban los dos, nada los separaría jamás y con una sonrisa dejaron que el tiempo hiciera su trabajo.

                                                              _FIN_

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