lunes, 12 de septiembre de 2011

"El Globo Verde"

4.
Su cara acabó por iluminarse del todo, a la vez que unas mariposillas revolucionaban su estómago.  -Fantástico  -  pensó.
            No tardó mucho en decidir lo que iba a hacer. Se fue a su casa, cogió su libreta preferida, aquella con hojas que olían a pino y escribió.
            “Querido Raúl…”

            La carta le quedó preciosa, la ató bien fuerte al extremo de la cinta y lo soltó. Era la segunda vez que veía como se marchaba aquel globo, pero algo le decía que no sería la última.

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